El bar La Noche de Barranco fue el escenario de un brutal y cobarde ataque en contra de la Congresista Patricia Chirinos. Había llegado la madrugada del domingo 04 de agosto, cuando un grupo de desadaptados a punto de gritos, insultos y vasazos hicieron que la congresista abandonara el bar que solía frecuentar. ¿La razón? Simple, ser distinta a ese grueso de "dignos" concurrentes a ese local.

Debo confesar que he diferido con muchas declaraciones y acciones de la congresista Chirinos, no me gusta su formato, ni me ubico en su espectro político, y ha sido autora de algunas de mis indignaciones (y hasta mofa). Pero ello jamás me conllevaría a lanzarle un vaso de vidrio, ni injuriarla, ni menos a segregarla. Pues, mis convicciones democráticas sólo me permitirían diferir con ella en el marco que la institucionalidad me lo permite. 

Se ha llegado a extremos inconcebibles, como las declaraciones de la ex Ministra de Justicia Marisol Pérez Tello que señaló que la congresista se habia "expuesto innecesariamente". Es decir, la víctima es culpable por asistir a un bar, y no los desadaptados por atacarla.

Lo que se vió la madrugada del pasado domingo no es indignación ciudadana, ni mucho menos la materialización de la libertad de expresión. Eso se llama ODIO e INTOLERANCIA, eso que el profesor Carlos Iberico señalaba en sus clases de Psicología de la sociedad y el individuo (PUCP) como la incapacidad del ser humano, sobretodo en masa, a no aceptar al "diferente", al que hace disonancia con el pensamiento monocromático de un grupo de seres humanos. 

El odio y la intolerancia es una construcción de la sociedad sobre un individuo para que este lo destile cuando "su masa" identifique a un disidente, tal como lo señaló Antonio Gutierres, Secretario General de la ONU el año 2019, en el marco del 81° aniversario de la "noche de los cristales rotos": "No nacemos con odio, por lo tanto, la intolerancia se puede prevenir y olvidar". 

Estas demostraciones de odio e intolerancia no son nuevas. Tampoco son patrimonio exclusivo de un espectro político, social, religioso, étnico, etc. Hemos visto cómo los que en el Perú practican el cerco mediático y el lawfare, denuncian lo mismo para solidarizarse con sus amigotes, ya sea en el Perú o en el extranjero.Tampoco tiene como dirección única de ataque el integrante otro grupo. Las personas que tienen como base de acción social el odio y la intolerancia lo practicarán en todo ámbito de su vida. Podría asegurar que algún tipo de aplanadora de su parte debe recibir algún integrante de sus círculos de convivencia, por el sólo hecho de no coincidir con ellos o criticar alguna acción. Es decir, convivimos en un ambiente en el que se ha venido normalizando el aniquilamiento del otro (la famosa "ley del hielo" o "hacerle el feo" al otro), en dónde la víctima es culpable tan sólo por estar "dónde no debió estar" o "decir lo que no debio decir", o simpleente por existir. Por ello, es que las muestras de algarabía de tan excrable ataque en contra de Patricia Chirinos se hicieron presentes en las redes sociales, formando parte de ese nefasto coro de la madrugada del domingo. 

Algunos dirán "somos seres humanos" "las pasiones son naturales", pero lo que no es natural es renunciar a nuestra capacidad de discernimiento, la misma que es innata... Claro! una dosis de salud mental no vendría mal.