Sin uniforme, sin liderazgo y sin autoridad.
Lo de ayer no se trató de Narnia, ni del País de las Maravillas de Alicia, ni mucho menos del Reino del Nunca Jamás... Se trató del Perú, bajo la vista de un sujeto que no conoce el país que su mujer gobierna ilegítimamente desde hace cuatro años.
Ayer sentí que había cometido un error al prender mi televisor para escuchar el discurso presidencial en el Congreso, por 28 de Julio. Por un momento pensé que hablaba el presidente de Narnia, Ollanta nos entregaba cifras maravillosas y alucinantes: El VRAEM pacificado, las calles sin delincuencia, se construirían tres puentes diarios. En suma, ni Alicia podía ocasionarnos envidia con su país de las maravillas, habíamos alcanzado la felicidad, sin haber tenido que realizar ni la centésima parte del proceso político social chino.
La Policía mejor no puede estar, Ollanta dentro de sus iluminaciones cerebrales (seguro por alguna fisura craneal, producto de los golpes en el servicio militar), ha lanzado como medida del sector interior que los policías no usen sus uniformes en sus días de franco. Claro, no propone una medida que eleve la calidad de vida de los policías, ni el de sus familias, sino que rompe con la razón de ser de la contratación de un policía en un establecimiento privado.
Acaso, no se ha enterado Ollanta Humala que gran parte (o en su caso toda) la razón del respeto que inspiraba en su época activa en el ejército debe agradecérselo a su uniforme? Acaso, este señor que pasó por una institución castrense no sabe que para el imaginario colectivo la institucionalidad de un militar, marino, aviador o policía radica en su uniforme? De qué me sirve contratar a un sujeto que no está en forma, que no tiene talla, que me queda claro que al primer incidente no podrá correr, si es que no se agita al final de la primera cuadra, si no es por su uniforme color loro?
Justamente el uniforme de un policía es un factor medianamente disuasivo para que un delincuente no cometa sus fechorías. Al ver a un uniformado, mal que bien, un delincuente trata de encontrar la forma de no ser evidenciado. De otro lado, el ciudadano que camina por la calle también, mal que bien, al ver un policía uniformado camina un poco más seguro. Es decir, Ollanta con su “genialidad” golpea a la dignidad de la policía, arrebatándole lo último de institucionalidad que le queda, y al ciudadano le aumenta la sensación de inseguridad.
Por último, sin lugar a dudas, esta medida causará seria resistencias en el seno policial, así que se vaya preparando para las marchas de madres, esposas e hijos de policías que saldrán a protestar por esta medida. Humala no tiene ni el liderazgo, ni la legitimidad para ordenar a los policías que se quiten el uniforme, menos aun el Ministro Pérez Guadalupe, que tiene el temple de un gato ronronero. Primero que ordene a su gabinete que prefiere tomarse selfies, en lugar de escucharlo en la puerta de Palacio... en la puerta de palacio!!!!